Señor
Orlando Pérez
Director del Diario El Telégrafo
Orlando,
A pesar de la censura y de tu carta llena de
victimizaciones y afrentas personales, quiero dirigirme a ti. En tu larga
misiva dices que está dirigida a mí, pero sólo te diriges al editor de
Gkillcity. El hecho de haber publicado finalmente mi artículo el día martes,
aunque no explicas por qué no lo hiciste el lunes, es la mejor prueba de que me censuraste, por
ello debiste reparar ese error. ¿Por qué lo publicaste extemporáneamente? Ensayo
respuestas: ¿quizás fue por la presión ciudadana de las redes sociales? ¿acaso
porque los abogados te asesoraron que lo que hiciste era censura previa y
violaba la Ley de Comunicación?
Parece que pretendías que me quedara callada, sumisa
ante el abuso que significa recortar mis artículos en sus frases más críticas o
ante su censura íntegra. Como periodista que eres ¿crees que habría sido una
actitud coherente de mi parte callar ante estos atropellos? Cuando no encontré
respuestas en el Diario, ni en ti como Director, usé las redes, que como lo he
dicho en mis propios artículos, son los espacios que bien utilizados pueden
contribuir a un debate ciudadano.
Es verdad que en el Telégrafo se han publicado cerca de 100
artículos míos. Si me invitaste como columnista porque me reconocías
como funcionaria en ese momento, y asumías que en esa posición iba a ser
incondicional al régimen ¡te equivocaste! Mis artículos trataron de incorporar
permanentemente un ejercicio crítico tanto de la sociedad, el Estado, el
patriarcado, el mercado. Y es que procedo de la academia, y ahí aprendí a no
ser dócil ni en pensamiento ni en actitud, a realizar un esfuerzo contra los
acomodos en los cuales podemos incurrir en un momento determinado.
El hecho de haber colaborado en espacios de
reflexión y pensamiento político y social, no es un delito para enrostrarme. La
diferencia entre tú y yo radica en que yo pude percibir desde dentro los
desaciertos de este gobierno y empecé a criticarlo, lo cual es consecuente. O ¿no
recuerdas el artículo titulado Todas
somos idiotas http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/todas-somos-idiotas-i.html
referido a la penalización del aborto por violación que se confirmó en el COIP y
frente al cual recibí reclamos también por “daños” que supuestamente ocasionaba
al proceso político?
Frente a ese desencanto del sueño que para mí, como
muchos, supuso la Revolución Ciudadana, preferí apartarme y regresar a la
academia. Pero ahí también fui perseguida, por mi actitud crítica frente al
modelo de educación superior, y a las prácticas hacendatarias y endogámicas de
quien la dirige en este momento, y que estaban enquistadas en el IAEN. También
recordarás que escribí un artículo crítico IAEN,
un proyecto devastado http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/iaen-un-proyecto-devastado.html
en el cual tú, o tus correctores le
pusieron arbitrariamente unos “inofensivos” signos de interrogación.
Frente a tu acusación de que uso nuestra
conversación es evidente, de lo contrario qué referente tendría para poder
desvirtuarte. Tú dices que no la vas a usar, sin embargo lo haces en tu carta,
pero a tu favor. El problema es que la
tergiversas, pues si no lo hicieras no estarías preocupado de si voy a hacer
públicos los mails de llamados de atención y “jalón de orejas” tuyos invitándome
a alinearme o los mensajes en los cuales me reclamas por mis “quejas” en las
redes.
Tu inicial apertura frente a mis artículos cambió coincidencialmente
cuando te pusieron un Directorio integrado por SECOM, SENPLADES y delegado de
la Presidencia –Decreto 545-. No entiendo cómo pudo ocurrir esto y cómo fue
posible que un Diario, que pretendía convertirse en público, pudiera aceptar
que organismos gubernamentales controlen el Directorio. Te dueles en tu carta de
los tuits ofensivos y de las infamias que publican en tu contra. Yo no suscribo
esas ofensas ni infamias. Todos somos personas con todos sus derechos y dignidad.
Pero así como te molesta lo dicho, debiste hacer
público tu malestar frente a esta imposición en el Diario. Mi perspectiva es
que los problemas más apremiantes para la dirección del Telégrafo comenzaron a
evidenciarse cuando estas autoridades se inmiscuyeron en el medio. A partir de
ese momento, imagino, te viste sometido a presiones peores que las anteriores.
A partir de ahí comenzaron los recortes, sin ninguna explicación, a mis
artículos. El tema del número de caracteres es una excusa, pues tus propios
editoriales como el de hoy martes, omitida la transcripción de mi artículo,
sobrepasa al menos en el doble autorizado para los columnistas, cuya licencia
de excepcionalidad te permites inequitativamente siempre.
Pretendes descalificar mis artículos por el número
de adjetivos o por la “baja calidad de la redacción”. Si lo dijera un miembro
de la Academia de la Lengua lo aceptaría con modestia. Siempre me llamaste la
atención por el contenido, porque cuestionaba por ejemplo las enmiendas
constitucionales, la reelección indefinida, la ausencia de democracia directa
para zanjar estos temas. Nunca me hablaste de la baja calidad de redacción de
mis textos; al contrario, hurgando encontré varios mensajes en donde me
felicitas por la calidad de los mismos. Mis lectores sabrán juzgar forma y
contenido. A mi haber tengo varios libros publicados, seguramente allí no
fueron los correctores quienes me “dieron haciendo” el trabajo.
Lo que resulta inaceptable es que uses argumentos machistas
para contrarrestarme: el rol de mi esposo cuando fue presidente del CONESUP. De
ti esperaba otra cosa, más racionalidad y altura. Para tu información, en todo
su periodo se creó una sola Universidad que tenía un trámite abierto;
sin embargo este gobierno creó 5 universidades, las cuales están ahora con
serios problemas. Pero lo central es que a mí no me puedes juzgar por las
acciones de mi esposo –quien está en su derecho de responderte- ¿Imagínate si
yo me inmiscuyera en la vida de tu familia para atacarte? ¿Te parecería un
argumento válido?
Cuando mi esposo dirigía la Educación Superior del
país, yo hice un doctorado a tiempo completo en la FLACSO y no me involucré en
una sola tarea, en una sola consultoría, en una sola universidad, muy a
diferencia de lo que sucede ahora, cuando la esposa de quien dirige el SENESCYT
es rectora del IAEN, designada por decreto gubernamental. Me debo referir a estos
hechos porque la persecución de ese grupo familiar lo viví con el mismo
argumento machista que tú has esgrimido en tu carta: que porque era la esposa
del presidente del CONESUP no podía ser su docente, peor llegar a ser su
decana, y cuando me candidaticé al rectorado, hicieron todo lo que estuvo a su
alcance para que saliera del IAEN y lo consiguieron.
Mi artículo censurado, que tienes que releerlo bien,
se refiere al modelo de educación superior en su contexto. Todo lo contrario de
lo que tú afirmas, pongo la situación de Yachay “como la punta de iceberg”; eso
significa que por abajo hay mucho más, hay arrogancia, hay desprecio a la
universidad ecuatoriana, hay inoperancia y falta de experiencia, hay
improvisación y un sistema autoritario en donde las universidades han perdido
autonomía y tienen miedo de hablar.
Finalmente, debo decir que a pesar de tu desaguisada
carta, he aprendido mucho de esta etapa en El Telégrafo, aunque la censura haya
sido una estrategia para suprimir mi
columna que venía siendo cada vez más incómoda para el Diario. No obstante, más allá de las
diferencias, espero que cada uno de nosotros podamos seguir, en nuestros respectivos
roles, contribuyendo para que este país pueda realizar sus sueños sin violencia,
pero sin claudicaciones.
Cordialmente,
Mónica Mancero Acosta
Bien Mónica
ResponderEliminarGracias su comentario Hiriart
EliminarMuy bien contestado.
ResponderEliminarJuan Pablo, le agradezco su mensaje. Saludos
EliminarToma tu maduro
ResponderEliminarGracias el mensaje Michael
EliminarMis felicitaciones y respetos
ResponderEliminarIgualmente, agradezco su mensaje
EliminarESO SI FUE "COSCACHO".....BIEN MÓNICA....
ResponderEliminarGracias, saludos Mario
EliminarMis respetos a una mujer con formación, criterio y patriotismo
ResponderEliminarAgrezco su gentil mensaje Jorge. Saludos cordiales
EliminarMis respetos a una mujer, con formación, criterio y patriotismo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo había dicho nada hasta ahora pero creo que es el momento oportuno para también hacer conocer que luego de 21 artículos publicados en la revista Plan V , y sin ninguna explicación ni nada de por medio, decidieron ya no publicar mas mis artículos (Atawallpa Oviedo). Sin embargo siempre fui consciente que NO existe la libertad de expresión, a menos que se tenga el medio de comunicación propio y por ende los recursos económicos para ello, por lo tanto la libertad de expresión es solo para unos pocos, en otras palabras, la libertad de expresión es otra falacia y mito de occidente.
ResponderEliminarLamento lo ocurrido Atawallpa, en efecto, hay problemas en varios medios por este tema, claramente se instaura la censura, muy a pesar o quizás por la propia Ley de Comunicación. En este escenario es preciso no callar. A cambio yo he recibido mucha solidaridad. Saludos
EliminarMi solidaridad.
ResponderEliminarGracias Hernán, aprecio sus palabras
EliminarQUÉ SE PODÍA ESPERAR DE ESE TIPEJO, LLEVADOR DE HUMITAS Y CAFÉ AL AVC, EL MÁS COBARDE DE ELLOS...ENANO MENTAL DESDE LOS 80
ResponderEliminarNo sé que podían esperar otros, en mi caso, de verdad no esperaba una actitud así y sobre todo un ataque tan virulento y sexista como lo hizo utilizando aquello que él denomina un Diario público
EliminarQué bien tu carta Mónica, sobre todo por el tono sereno y al mismo tiempo firme con el que te refieres a la inaceptable censura de tu artículo y a las desatinadas y sectarias palabras de quien funge como director del Diario El Telégrafo. Cuando se habla con razones –y ahora las tienes de sobra- no hace falta la injuria, la iracundia, ni el agravio. Te conozco como colega en la Carrera de Sociología de la Universidad Central en donde exhibes siempre la misma actitud, por lo que sé que así es tu forma de ser, lo que te hace merecedora del respeto de nuestra comunidad académica. Me siento identificada con tu posición respecto de la educación superior y también con la que has defendido en relación a los derechos de las mujeres en numerosos artículos. Sé de tus convicciones en lo uno y en lo otro, que coincidentemente se juntan en esta coyuntura, cuando el desafortunado director muestra su machismo de cuerpo entero, al suponer que una mujer expresa una opinión porque es esposa de alguien y no porque piensa por sí misma. ¡Qué deplorable, qué fútil el individuo!
ResponderEliminarSilvia Vega
Gracia estimada Silvia tu gentil comentario. Esta ha sido. a pesar de todo, una oportunidad para recibir mensajes y solidaridad de mis amigos y colegas. Tus palabras me llegan muy profundo y te las agradezco de verdad. Saludos
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